viernes, 3 de mayo de 2013

Historia del chile serrano


Los orígenes del picante se remontan a los aztecas. Entre sus recetas, que datan de hace más de 2000 años, se encuentra ya un guiso enchilado

La presencia del chile como condimento no sólo consigue dar un toque picante a ciertos platos que podrían resultar insípidos sin su presencia, sino que también les añade un alto contenido en vitaminas A y C, hierro y magnesio, junto con ciertos poderes curativos.
Los orígenes del chile se remontan a los aztecas. Entre sus recetas, que datan de hace más de 2000 años, se encuentra ya un guiso enchilado. A partir de ellos, el país entero se apropió de este condimento y lo convirtió en parte esencial de su gastronomía.
Cristóbal Colón, en sus históricos viajes a América, esperaba encontrar pimienta negra, el condimento más deseado de aquella época, pero en su lugar encontró los chiles picantes. Al relacionar erróneamente éstos con la pimienta les llamó "pimientos". En 1945 Colón regresó a España con un cargamento de chile, que una vez en tierras europeas, y en cosa de un siglo, ya había llegado a las cocinas del Medio y Lejano Oriente, a África, e incluso a la India.
En poco tiempo se incorporó de manera definitiva en la gastronomía de la cuenca mediterránea, en el norte de España, el sur de Italia y Francia, Grecia, Yugoslavia, Marruecos, Túnez y Argelia, pero sólo en su variante dulce: el pimentón.
El chile fue tan bien recibido en estas nuevas tierras y su gusto se aclimató tanto a estos paladares que rápidamente se olvidó el origen americano de la planta, hasta el punto de que algunos africanos e indios creyeron que era originario de sus propios dominios.

María Barba

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